Beneficios de jugar a videojuegos

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Beneficios de jugar a videojuegos

Beneficios y jugar a videojuegos no suelen ir juntos en la misma frase. El de los videojuegos siempre es un tema recurrente entre padres de niños y adolescentes, más en el caso de niños que de niñas. Me he fijado que cuando entro en alguna conversación al respecto, casi siempre son aspectos negativos los que salen a relucir. Solemos hablar de las horas que les dedican nuestros hijos y de la pérdida de tiempo que suponen. Nos preocupan los riesgos de determinados videojuegos, y en el mejor de los casos nos parecen un simple entretenimiento.

En general, me da la sensación de que tenemos la idea de que los videojuegos sólo aportan cosas negativas. Esto no solo ha sido totalmente descartado por la ciencia, sino que además numerosos estudios indican que jugar a videojuegos, con moderación como con todo en esta vida, proporciona beneficios en diferentes ámbitos de la persona.

He recogido, de diferentes estudios científicos publicados al respecto, algunos de los beneficios, en el desarrollo cognitivo, social y conductual, que pueden resultar de jugar a videojuegos.

Mejora las capacidades cognitivas

Los juegos de acción mejoran la percepción visual, la memoria espacial y la atención simultánea sobre varios objetivos. El desarrollo de estas capacidades pueden proporcionar la mejora en el rendimiento visual, espacial y la realización de tareas múltiples. Así lo refleja este estudio de PLOS ONE que tomó como referencia múltiples juegos de acción con diferentes demandas en pantallas de mano, spmartphones y tablets. Los resultados de este estudio permiten establecer una relación significativa entre jugar a videojuegos de acción y la mejora de la agudeza visual, la amplitud verbal, las tareas de búsqueda… y de otros procesos generales, como la atención o los mecanismos de aprendizaje.

Además, de este y otros estudios, se deriva un beneficio práctico porque sugiere que dependiendo de los videojuegos que seleccionemos se pueden llegar a entrenar habilidades cognitivas y perceptivas concretas. Es decir, que entre los beneficios de jugar a videojuegos también podemos destacar las aplicaciones para rehabilitar o mejorar aspectos específicos de la cognición.

Incrementa la capacidad de atención

Así lo afirma Daphne Bevalier, investigadora y profesora de neurociencia cognitiva en la universidad de Ginebra. Tras múltiples estudios corroboró que las teorías sobre la limitación de la capacidad de atención en las personas eran falsas. Asegura que puede cambiarse y mejorarse sustancialmente con la práctica moderada de videojuegos de acción.

Os dejo una de sus conferencias de TED que seguro os interesa (y consuela) si vuestros hijos son jugadores habituales de videojuegos:

Al mejorar la capacidad de atención también puede ayudar a mejorar la capacidad lectora.

Jugar a videojuegos de acción ayuda a focalizar la atención en lo que se está viendo y por lo tanto ayuda a mejorar la capacidad lectora. De este estudio realizado con niños que sufrían dislexia se extrae que jugar a videojuegos les ayudaba a leer más rápido y con mejor precisión que con otros tratamientos de lectura tradicionales, más lentos y menos divertidos.   

Facilita el aprendizaje

Los videojuegos de acción pueden mejorar nuestros modelos predictivos y por lo tanto se podría traducir en una mayor capacidad de aprendizaje. Cuando nuestro cerebro detecta que se va a llevar a cabo una determinada actividad, ya sea una jugada de futbol o una receta de cocina, busca entre modelos para prepararnos y facilitar la realización de la tarea. Esto ocurre con los jugadores habituales de videojuegos de acción. Su cerebro utiliza mejores modelos de predicción, más rápidos y precisos, necesarios para esa actividad.

Además, el factor motivacional es esencial para el aprendizaje de manera que si nuestros hijos se sienten atraídos por los videojuegos, sería lógico utilizarlos como una herramienta  más para su aprendizaje.

Os recomiendo la lectura del libro “No me molestes, mamá, estoy aprendiendo!” en el que Marc Prensky, el que acuñara el término nativos digitales, valora beneficios que se pueden obtener de los videojuegos.

Sostiene que, usados de manera racional, son herramientas muy eficaces para la resolución de problemas, la toma de decisiones y la creación de estrategias. Jugando a videojuegos actúan ante situaciones complejas que tienen que afrontar y desarrollan habilidades beneficiosas tanto para el proceso de aprendizaje actual como para su futura práctica profesional.

Ayuda a afrontar los fracasos y… a superarse

¿Cuántas veces has leído que los niños hoy en día no están preparados para el fracaso? La sobreprotección de los padres, la falta de autonomía que les concedemos… hace que tengan poca o nula tolerancia a la frustración.

Los adultos sabemos, o deberíamos saber, que el fracaso puede ser un óptimo estímulo para seguir avanzando y cuando fracasamos solemos utilizar algunas herramientas:

  • Echamos mano de nuestros recursos personales
  • Somos pacientes
  • Confíamos en el objetivo
  • Preparamos bien la estrategia
  • Perseveramos
  • Nos mantenemos optimistas…

¿y si esto lo aplicas al videojuego que le gusta tanto a tu hijo? Cuando falla en el videojuego, tiene que volver a intentar pasar el nivel o intentar sobrevivir en esa pantalla. Para hacerlo, y conseguir el éxito, analiza el fallo para intentar corregirlo, fija el objetivo, tira de los recursos con los que ya cuenta, planifica la estrategia, se esfuerza, es constante… Es decir, trabaja para superarse.

Estimula la capacidad de análisis y la toma de decisiones

Jugar a videojuegos favorece el análisis de la información. Como comentaba en el punto anterior, para pasar al siguiente nivel o para continuar disfrutando de la partida hay que hacer un resumen de lo que ha sucedido en partidas anteriores y extraer conclusiones para no volver a fallar. Además, la velocidad que marca el juego, mejora la agilidad mental y por lo tanto la velocidad de respuesta. También es importante el desarrollo de la imaginación, pues muchas veces serán necesarias alternativas creativas para intentar continuar con el juego.

Puede ayudar a facilitar las relaciones y la colaboración

Jugar a videojuegos de acción puede ser un estímulo para los más tímidos. El juego en línea puede ayudar a fomentar las relaciones en el entorno virtual con amigos, compañeros y conocidos que, a este tipo de jugador, le es más difícil iniciar en el cara a cara. En cambio, una vez que forma parte del juego, sobre todo si se trata de juegos en los que participan de forma masiva (Fortnite, Fifa…), ya se consideran relaciones estables que hace que se consoliden también en el entorno físico. Además, cuando se trata de juegos de participación múltiple, las estrategias de colaboración que se establecen entre jugadores para la consecución del objetivo común, favorecen el trabajo en equipo. Aunque nos cueste creerlo, lo cierto es que se crea un entorno de aprendizaje colaborativo.

Alivia diferentes tipos de dolor

Así se extrae de este estudio de la American Pain Society que afirma que jugar a videojuegos de realidad virtual tiene efectos analgésicos en enfermedades crónicas. Estos resultados positivos ante el dolor pueden deberse no solo a la distracción que produce la inmersión en el juego sino también a la forma en que el cerebro responde a los estímulos dolorosos.

Al jugar a videojuegos se obtienen resultados diversos y beneficiosos en diferentes campos y sintomatologías:

  • En fisioterapia: recuperar movilidad
  • Transtornos neurodegenerativos: mejorar la coordinación, los reflejos y el equilibrio
  • Síndromes postraumáticos: disminuir los pensamientos intrusivos
  • Depresiones: ayudar a romper la cadena de pensamientos negativos

Una cosa es el USO y otra el ABUSO

Lo que sí está claro, y en todos los informes y estudios que he podido leer así se indica, es que todos los beneficios asociados a jugar a videojuegos se producen cuando la actividad se realiza con moderación. Cuando hay un abuso del juego, independientemente del tipo de videojuego, la mejora de habilidades no solo no se genera sino que puede producirse una merma en dichas capacidades.

Los adolescentes, por la etapa evolutiva donde se encuentran, tienen muchas dificultades para autorregularse. Como padres tenemos que establecer límites y normas para ayudarles en su autocontrol. Hoy en día, con los videojuegos en línea, que nunca se interrumpen ni terminan (24 horas/7 días a la semana), la dificultad es mayor. El juego sigue y pasan cosas, aunque el jugador no esté. Esto supone una mayor exposición a hormonas del estrés y puede generar efectos totalmente contrarios a los beneficios vistos en este artículo tanto en el desarrollo cognitivo, como conductual y social. Reducción de la materia gris, activación constante de la amígdala, trastornos de atención, hiperactividad, aislamiento, mayor conducta antisocial, impulsividad y actitudes violentas… 

a ayudar a nuestros hijos a hacer un uso adecuado de los videojuegos (no más de 1 hora al día dicen los expertos) y evitar los peligros de jugar, sin control, a Fortnite por ejemplo, debemos abordar el tema y hablar largo y tendido con ellos. Cuanto antes mejor. Lo ideal es que, como en el caso del smartphone, no entre una consola en casa sin unas condiciones de uso. Las consolas suelen llegar antes que los móviles pero los niños son capaces de entender las normas desde edades muy tempranas. Tanto, las limitaciones como otras condiciones de uso se pueden ir variando a medida que la edad, la maduración y la actitud de los hijos vaya cambiando. Os dejo mi contrato para el buen uso de videojuegos. Yo creo que si les damos herramientas de control cuando ellos no son capaces de autogestionarse, les estamos facilitando la posibilidad de sí hacerlo a futuro de forma autónoma, cuando ya no tengamos acceso a los soportes que use.

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